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Horizontes de Sentido _ José María Yagüe A partir del 24 de mayo de 2024
Horizontes de sentido (centelleos en el ruido)
«—No le mana, canalla infame —respondió don Quijote encendido en cólera—, no le mana, digo, eso que decís, sino ámbar y algalia entre algodones; y no es tuerta ni corcovada, sino más derecha que un huso de Guadarrama. Pero vosotros pagaréis la grande blasfemia que habéis dicho contra tamaña beldad como es la de mi señora. Y, en diciendo esto, arremetió con la lanza baja contra el que lo había dicho, con tanta furia y enojo, que si la buena suerte no hiciera que en la mitad del camino tropezara y cayera Rocinante, lo pasara mal el atrevido mercader». El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes.
«La desdichada Dánae, recluida en su broncínea torre de puertas de roble era custodiada día y noche por siniestros perros guardianes, siempre en vela, que evitaban todo tipo de intrusos. Pero nada pudo detener a Zeus, que se había encaprichado de Dánae: transformado en lluvia de oro se unió a ella, cayendo hasta el seno de Dánae a través del techo, y de este modo la dejó embarazada. Fama es que de esta peculiar unión nació Perseo». Fuente: Wikipedia. Cuando recibí la invitación para exponer en la galería de Javier, habían pasado ya más de tres años desde “Cuadros de la Naturaleza muerta” mi primera muestra en este espacio. Esta exposición y “La Montaña Plana” en el Museo Esteban Vicente de Segovia (también del año 2020) intentaban reflejar un periodo de mi trabajo inicial y de aprendizaje centrado en la relación con lo natural, el entorno y la historia de la representación de la naturaleza. Eran el fruto de mis vagabundeos por mis lugares cotidianos, entre lo urbanizado y lo salvaje. Muchas cosas han cambiado desde entonces. En marzo de 2020 llegó la pandemia. Las primeras jornadas fueron terribles. Personalmente viví algunas de las peores noches de mi vida. Recuerdo una asquerosa sensación de opresión en el pecho y el estómago a la que tenía que sobreponerme para ir sobreviviendo como un autómata. A lo largo de aquellos meses, en muchas ocasiones pensé que el arte se había acabado definitivamente. El tiempo fue pasando, fuimos normalizando las cosas de una manera antes impensable y la vida poco a poco fue volviendo, mas menos o aparentemente, a lo de antes. Si antes la pandemia me sentía frágil, con el transcurso de aquellos acontecimientos este sentimiento larvado se agudizó aun más. Meses después de eliminarse la mayor parte de las restricciones, en marzo de 2022, me derrumbé. No quiero comentar nada de los meses que vinieron a continuación. Solo decir que pensé que estaba perdiendo todo. Estaba obsesionado con el lugar donde iba a almacenar todos mi trabajos. Todo esto es basura sin sentido, basura sin sentido, llegué a pensar. En el momento en que se celebre esta exposición, supongo que algunas de aquellas sensaciones seguirán bullendo en mi interior, aunque (espero) ya bajo control.
EL INVENTOR DE COLECCIONES Mi primera idea para esta nueva muestra fue la de presentar una colección heterogénea de trabajos, una suerte de colección de rarezas dentro del corpus de trabajo de un artista, que no se suelen presentar en una exposición. En mi caso esta selección podría abarcar copias y pseudocopias de pintores de la antigüedad, (una colección de trabajos realizados junto con mi gran amigo y colega Abel León que denominamos “Auras”); una serie de pinturas sobre papel de inspiración oriental (versiones o fragmentos de pinturas de Ito Jackuchu, Ogata Korin y otros); también recolecciones de objetos extraños y quimeras tanto en forma de microesculturas como de dibujo o pintura, etc. Estas piezas deberían mostrarse mezcladas junto a otros trabajos mas reconocibles o usuales, trazando conexiones, analogías, oposiciones, generando confusión… En algún momento durante la preparación de la exposición me di cuenta de que esta debería tratar mas del “cómo” y no tanto del “qué”. Podría ser que el “que” el tema explicito, nos venga dado, bien por la moda, bien por la necesidad o por responsabilidad y responda al signo de los tiempos. El “cómo” podría ser mas genuino, mas incontrolable. Puede ser que la desafección por el tema sea el resultado de un cierto desencanto sobrevenido con la edad y el cansancio; en mi caso la ilusión por una vida futura o utopía en contacto con lo natural, sostenible y en equilibrio, se resquebrajaba poco a poco, aunque éticamente fuese lo que sentía que me tocaba trabajar. Antes me habría escapado a refugios en plena naturaleza, pero aquello no era ya suficiente, pues los aviones, Starlink, drones y Google sobrevuelan todos y cada uno de los metros cuadrados de nuestros paisajes. Por el momento (y no por mucho tiempo, pues como dice Jose M. Parreño, la imaginación es un animal salvaje del espíritu y también se encuentra acosado) podemos escapar a nuestros interiores.
VIVENCIAL Algunos artistas nos abrimos a lo que pueda suceder, y no solo en el plano literal de la pintura: libre, escurriendo o salpicando. Es algo más complejo; vamos con los ojos y los oídos atentos, a la caza. Esto es resultado de una intuición o revelación: lo “mejor” solo procede de la colaboración con el mágico trabajo invisible del azar, pues para llegar a un lugar desconocido (y ese podría ser uno de los objetivos del arte) hay que transitar por caminos desconocidos. Sin embargo esta manera de trabajar tiene sus inconvenientes (la arbitrariedad y lo irracional son mis némesis) y nos vemos forzados a alternar rachas de actividad frenética y fragmentaria, con momentos oscuros y turbulentos (pero también meditativos y holísticos) en los que nos entregamos a una laberíntica revisión y búsqueda de sentido de lo realizado. En algunas ocasiones, yo tengo breves y poderosas sensaciones estéticas de plenitud y de sentido profundo que no sabría transmitir con palabras, pero que enganchan y que cuando aparecen, llegan como una escurridiza Epifanía. En mi caso la comprensible contradicción entre lo azaroso y lo coherente se disipa a través de la inevitabilidad de la vivencia. Sucedió. Es lo vivido-vívido. Para mi no hay nada en el arte que tenga mayor atractivo que eso impensado, impensable, “natural”. No hay proyecto, composición, demostración de genio-ingenio, o tour de force mental que lo iguale. A veces, en mi navegación a la búsqueda de sentido, para tranquilizarme con una imagen comprensible, me imagino en la escena del barco al final de la película del 'Show de Truman' de Peter Weir: Truman Burbank navega en un velero para huir de su mundo ficticio; de pronto, golpea con el mástil de proa el borde pintado de horizonte de la cúpula de su mundo falso. Desesperado, Truman camina tanteando la superficie pintada hasta que descubre una escalera y una puerta casi invisible por la que finalmente escapará. Un mundo falso es el del arte y no es fácil ver donde está esa puerta que nos haga llegar a un mas allá o salir de ese bucle. Para mi esa puerta está en la vivencia, lo que conecta el arte con la vida de una manera inevitable.
COMO UNA LLUVIA DORADA Hay que abrir las puertas y dejar fluir eso que NO nos “gusta” o NO nos “convence”. Estamos castrados culturalmente y hemos perdido nuestro instinto. Mejor hacerlo mal que hacerlo igual. Desconfiad. Volad. Dejemos que mane eso otro. Una exposición (como debe ser) supone el riesgo de estar en el borde. Algunas de las piezas que he seleccionado para esta exposición son trabajos que pertenecen al grupo más conocido de mis pinturas y dibujos, al del empuje de la hormiguita, pero otras aparecieron en mi vida y ocupan un lugar singular entre mis trabajos. No son un fruto arrancado con esfuerzo y laboriosidad de la tierra, sino que cayeron del cielo. Llegaron con una forma peculiar, pues algunas de ellas pueden parecer copias, pseudo-copias, versiones de otros artistas o fragmentos inacabados. Se pueden entender también como contrapuntos, generadores de atmósferas singulares dentro del conjunto extenso de la obra. Sin embargo son genuinas y están fuera de control. Son, como el ruido… que arropa a la música, la deforma, la ilumina con otra luz. Son, espero, algalia entre algodones (aunque deberíamos decir en voz baja que la algalia es una sustancia olorosa extraída de una glándula del ano de una civeta). Como decía anteriormente, en esta exposición hay varios grupos destacados de trabajos: Por un lado están las pseudocopias de cuadros clásicos, de otro lado están una serie de pinturas que están inspiradas en pinturas japonesas, finalmente hay un conjunto de varias obras, más personales y características de mi producción. En el espacio central, en una gran vitrina sobre una gran mesa negra craquelada mostramos tres colecciones de objetos: Una colección de rocas que deben funcionar como un Suiseki japonés (o piedra de contemplación), una colección de quimeras y finalmente una pequeña colección de esculturas realizadas con objetos encontrados. En el extremo de la mesa hay una carpeta, que se puede consultar con permiso y supervisión de Javier, con pequeños dibujos y un bote con unos pequeños crustáceos que son protagonistas de algunas de las piezas, como veremos a continuación. El conjunto de la exposición es un maremágnum extraño. Como he ido intentando explicar en el texto, a la hora de concebirlo tuve presente la idea de ruido, la de mezcla, la de autenticidad… Espero que la selección hable por si sola con todas las interferencias que demande y, hablando de interferencias, un par de pequeños caprichos: Un cuadro de la exposición, Alien Bog-Edén (titulado así como homenaje a Pauline Oliveros) cuenta con una sorpresa en forma de audio. El artista David Herguedas ha confeccionado unas piezas sonoras cuya creación entraña toda una pequeña aventura. Para la grabación de los sonidos originales capturamos varios crustáceos Lepidurus apus (como los que se encuentran en el recipiente de la mesa) en un arroyo de la provincia de Segovia. David construyó artesanalmente una especie de hidrófono y grabamos las evoluciones de los animales en una pecera. Registramos sus interacciones con el aparato y también de modo complementario, sonidos del agua del Río Cega, que discurre muy cerca de mi actual estudio. Mientras grabábamos sentados a la orilla del río en medio de la espesura, un chapoteo nos sobresaltó, una trucha perseguía a una perca sol (una especie invasora) que saltó fuera del agua y quedó varada en la orilla… ¡cosas que pasan! Para terminar, esa lámina extraña colocada sobre un soporte es una mágica lente Fresnell. Tomadla con cuidado. Os invitamos a mirar a través de ella y sumergiros entre estas aguas rosas llenas de cianobacterias y a descubrir los pequeños detalles de las piezas. Muchas gracias.
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