GALERÍA JAVIER SILVA | ||
ARTISTAS /Artists |
habitar la frontera - Françoise Vanneraud 01.02 - 03.04.2013
«No hay vuelta atrás por mucho que desearas volver a vivir el momento. La nostalgia, a falta de una palabra mejor, produce esa condición extraña a medio camino entre el placer y el dolor, en la que recordamos un pasado y al mismo tiempo nos preocupamos de la distancia cada vez mayor que nos separa de él. El recuerdo se resiste, su escenario se manifiesta en nuestra cabeza de forma completamente imposible de representar hoy en términos de personas o de lugares. Incluso si lo fuera, el tiempo pasa y todo se ve diferente. Lo recordamos de una manera lejana a lo que realmente fue, al haber embellecido los pedazos de evidencia a los que todavía nos aferramos. Hasta que llegue un momento en el que no podamos distinguir entre lo que una vez fue y lo que nos hemos inventado. Cuando uno decide marcharse sin mirar atrás, sin preguntarse si es la decisión adecuada, pues es la única que le queda, los recuerdos se vuelven nuestra identidad, nuestra savia y el temor de poder perderlos de vista, de olvidarlos por completo se apodera de nosotros. Sabemos que este olvido visto desde sus extremos lógicos no deja rastro, como mucho un sentido ansioso de algo que no está presente. Como si todo lo anterior no hubiera existido y nunca hubo ese otro lugar que posiblemente aun deseamos llamar hogar. Las diferentes piezas de la exposición están marcadas por este sentimiento de ausencia, tomando varias formas y habitando muchos géneros, cada una en un intento de reflexionar sobre los múltiples enfoques que albergan las cuestiones migratorias.» Françoise Vanneraud
Vanneraud no desciende de republicanos españoles que huyeron de Franco, pero conoce bien el desarraigo. Su madre huyó de Argelia –el país logró su independencia de Francia en 1962, después de ocho años de guerra– siendo joven. «El exilio ha estado muy presente en mi casa, forma parte de mi educación», reconoce la artista. En la Galería Javier Silva, Vanneraud recupera viejas postales del Monte Perdido, de San Juan de Luz, de Canfranc... Postales que la artista entinta como viñetas de cómic, el escenario desolado del peregrinaje de sus personajes. Parecen seguir un 'Mapa de los posibles' casi etéreo, con recortes de diarios, donde no hay fronteras impuestas ni territorios definidos. Tal vez, una utopía en el horizonte. El sueño se desvanece al contemplar su particular biblioteca de la diáspora: los libros, recortados como si fueran los índices de un gráfico, registran el volumen de la emigración durante la Guerra Civil. Son 'historias' íntimas, individuales, que contrastan con el éxodo de los centenares de emigrantes-refugiados que recorren los muros del Patio Herreriano, o con la marcha de esos personajes que Vanneraud terminaba de dibujar el viernes en la galería vallisoletana, de toda clase y condición social, de aquí y allá, de ayer y hoy. Y Vanneraud, interesada en los procesos de construcción de la identidad basados en una memoria que tiende a desaparecer, busca en el globo terráqueo las constelaciones que marcan las principales rutas de la inmigración. Y atraviesa un bosque de palabras, de voces que cuentan esa historia.» Julio Tovar
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