Ambas líneas conectan con una tercera relacionada con su interés por la mirada humana a vista de pájaro, “me fascinan las vistas aéreas y estoy tratando de entender dónde se encuentra la intersección de su realidad y su interpretación visual. Es importante preguntarse por qué y cómo el hecho de poder volar para el humano, desde su descubrimiento, ha cambiado nuestra visión y percepción del espacio”. La vista desde arriba puede sugerir una ausencia de limitaciones que va más allá del espacio y del tiempo, transportando al espectador a lugares secretos desde un punto de vista metafórico, cuestionando la identidad y trazado de las fronteras.

La exposición Catoptics parte de esta línea conceptual, tomando prestada la palabra del libro Villes Européennes á Vol d’oiseau de Jean-Mar Besse, y el marco reflexivo del libro Dictionnaire Historique de la Terminologie Optique des Grecs del historiador Charles Mugler, que re-interpreta la palabra desde la tradición griega como la “acción de observar con atención”. Bouvier inicia el proceso creativo del proyecto sobre este imaginario potencial, entendiendo que la manera contemporánea de mirar el entorno que habitamos es una acción que ya se ha convertido en un elemento central en el ámbito de nuestra cultura actual y que ha permitido acceder a una experiencia “total” sobre el espacio físico.

Esta construcción inicial se cimenta en cómo las imágenes y técnicas de representación del mundo tienen una historia con una temporalidad propia, y que ésta ha tenido y tiene puntos de relación con la historia de las instituciones políticas, de las estructuras sociales y de la economía, que han materializado las diferentes técnicas de transmisión creadas por el hombre. Estas han sido los hitos fundamentales que han provocado los grandes cambios en la historia de las imágenes y del horizonte de la mirada humana.

Son las imágenes las que permitieron entrar a los hombres en un sistema de correspondencias simbólicas, orden cósmico y orden social mucho antes de la escritura. El esquema gráfico y la imagen poseen una larga historia, de tal manera que hay más de un motivo para considerar improbable que haya existido una cultura sin ningún tipo de experiencias con imágenes. Todas las culturas del mundo han tenido su manera de transferir el espacio tanto a una superficie plana como a formas tridimensionales. Los hombres, como plantea Umberto Eco, somos animales catópticos y los únicos que tomamos al espejo como modelo para producir construcciones icónicas, construcciones de la representación visual de la realidad.

La fase avanzada del proceso creativo de Bouvier, previa a la formalización de las obras, se alimenta del libro A History of Bombing del escritor y activista político sueco Sven Lindqvist, reconocido internacionalmente por su trilogía escrita durante los años 80 sobre el sistema colonial occidental. El libro está escrito como un puzle, para permitir que uno pueda viajar dentro de su narración, y una de las ideas que plantea es ese deseo de ver la tierra desde el cielo, una ambición muy antigua, relacionada con las estructuras de poder divino o terrenal, y un tema ampliamente tratado en la segunda mitad del siglo XIX, durante la época colonial.

El libro Viaje al Centro de la Tierra, de Julio Verne, donde se expresa el deseo de viajar a lo desconocido es una referencia que Bouvier conecta plásticamente con la imaginería de la pintura renacentista, especialmente aquella que retrata a personajes con fondos de ciudades imposibles y utópicas, construidas desde la ilusión óptica del humano que no sabe volar. Y también se inspira y utiliza el trabajo que tres siglos más tarde lleva a cabo Alfred Guesdon, un arquitecto, grabador y litógrafo francés quien produce cientos de imágenes aéreas de diversas ciudades europeas de mediados del siglo XIX para su publicación en la revista La Illustration, Journal Universel de París.

Se cree que las imágenes las tomaba el fotógrafo y aeronauta galés Charles Clifford, desde un globo aerostático. Guesdon las tomaba como base para realizar las litografías, que luego comercializaba. Bouvier aborda la formalización de su trabajo de una manera instintiva, muy física en su inicio para después pasar a una fase de influencias emocionales que se cruzan con elementos y conceptos derivados de la investigación que previamente se ha descrito. Utiliza disciplinas como el dibujo, la técnica mixta, el vídeo y medios como la instalación y la intervención site-specific. En éstas presenta objetos que se relacionan, piezas y obra gráfica en serie.

Hay dibujos que existen por la existencia de una instalación…

Javier Duero

Amélie Bouvier