GALERÍA JAVIER SILVA

ARTISTAS /Artists

Cepillar a contrapelo

_ Julián Cruz

Desde el 17 de diciembre de 2020

 

 

“Cepillar a contrapelo” es una expresión tomada del último ensayo de Walter Benjamin, Sobre el concepto de historia, de 1940. Tal vez la tesis más conocida de este libro es aquella en la que Benjamin reflexiona sobre un cuadro de Paul Klee, el Angelus Novus, donde un ángel —al que apodó como “el ángel de la Historia”— vuela con el rostro girado hacia atrás, los ojos desorbitados y gritando.

Benjamin se sirvió de este cuadro para denunciar que el “huracán que arrastra al ángel, dejando un cúmulo de ruinas tras de sí”, es lo que llamamos “progreso”. El ángel de la historia mira hacia atrás, por muy extraño que nos parezca, porque es la única manera posible de mirar, puesto que el “adelante”, la afirmación de un lugar indeterminado al que nos conduce el “progreso”, es un fetiche, un dios, una imagen, paradójicamente, imperceptible. Pero, ante la ilusión de que estamos vislumbrando un futuro concreto y que tal acción dará los frutos esperados, Benjamin recalcó que lo que estamos haciendo es despreciar el presente, indisolublemente unido a los estratos del pasado.



Esta reflexión por parte de una de las figuras más importantes del materialismo histórico podría verse como “arcaica” o “reaccionaria”, pero es justo a la inversa: sólo puede transformarse el presente si se deja de ver el pasado como un cúmulo de etapas ya superadas. Frente a las promesas del porvenir, la tarea, en palabras de Benjamin, es la de “cepillar a contrapelo”.

En todo caso, esta exposición no se centra en exclusiva en la lectura de Benjamin sobre el cuadro de Klee, sino que es un intento de adaptar con fidelidad su método de análisis.  

Nunca hubo otro momento en la historia en el que hayamos estado rodeados de tantas imágenes. La masificación de la fotografía y el video a través de los teléfonos produce un bazar visual inagotable, un bazar en el que cada día se publican millones de imágenes que, en realidad, nadie recuerda al cabo de pasadas unas horas.

Desde hace un tiempo ya no pinto sólo cuadros que, para entendernos, surgen de mis esbozos o invenciones a partir de referencias ajenas. Ahora también reciclo las imágenes de otros, pero no con el fin de apropiarme de ellas, no porque crea que el autor es un ente caduco o impersonal, sino con la intención de recuperar los desechos y traer al presente fragmentos olvidados, silenciosos, que se han visto consumidos por el ritmo de una época que siempre espera novedades.

En este sentido, parte del método de análisis de Benjamin es el de confrontar varios momentos históricos (y estéticos, en este caso) en uno solo, fundirlos, solaparlos. Frente a la suposición de que incluso la historia del arte se forma por etapas lineales, hoy pintar o fotografiar una escena de hace siglos o décadas, por ejemplo, significa todo lo contrario a la nostalgia o al interés meramente formal de una escuela. Sirve, en todo caso, para plantear qué es lo que las imágenes de entonces tienen que decir acerca de nuestro presente y, sobre todo, de qué nos pueden advertir.      



Obras:  

El derrumbamiento, 30x24 cm, impresión fotográfica sobre papel, 2020
Punctum, 40x30 cm, impresión fotográfica sobre papel, 2020
Duermevela, 40x30 cm, impresión fotográfica sobre papel, 2020
Cepillar a contrapelo (I) y (II), 120x90 cm, tinta sobre papel, 2020
Cazada, 81x60 cm, técnica mixta sobre lienzo, 2020

 

 

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