ARTISTAS /Artists
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Un amplio pliegue, un largo tejido
_ Virginia Herrera y Cristina Mejías
Un proyecto comisariado por Blanca del Río y Mercedes
Pimiento
09.02.2019 - 18.03.2019
Escuchamos a través de nuestros pies y piel. Escuchamos a través
de nuestro cráneo, abdomen y tórax. Escuchamos a través de nuestros
músculos, nervios y tendones. Nuestro cuerpo-caja, bien tensado,
está cubierto de la cabeza a los pies por un tímpano. Vivimos tanto
en ruidos y gritos, en ondas sonoras, como en espacios, el organismo
se erige, se ancla en el espacio, un amplio pliegue, un largo
tejido, una caja medio llena y medio vacía que les hace eco.
Michel Serres, Los cinco sentidos
Superada la dicotomía cartesiana
mente–cuerpo, podemos afirmar que toda nuestra experiencia en y con
el entorno pasa por nuestro cuerpo, “está en el mundo como el
corazón en el organismo: mantiene continuamente en vida el
espectáculo visible, lo anima y lo alimenta interiormente, forma con
él un sistema” (Merleau-Ponty, 1993, p.219). Es la expresión y el
vehículo a través del cual se manifiesta el ser, hasta lo más
recóndito, se transforma y se hace visible a través de apariencias,
formas y representaciones. En la Fenomenología de la Percepción,
Merleau-Ponty examina al cuerpo como expresión, como gesto,
señalando que la naturaleza del lenguaje es ante todo gestual y
corpórea. Nos podríamos permitir, entonces, entender también a la
obra de arte como una operación del lenguaje, como algo que es
construido desde y con el cuerpo, “es en este sentido que nuestro
cuerpo es comparable a la obra de arte. Es un nudo de
significaciones vivientes, y no una ley de un cierto número de
términos covariantes” (Merleau-Ponty, 1993, p.167).
Virginia
Herrera y Cristina Mejías en Un amplio pliegue, un largo tejido
exploran a través de piezas escultóricas, dibujos y vídeos el
complejo vínculo, anteriormente aludido, entre cuerpo y lenguaje,
entre signo y materia.
El gesto es
aquel movimiento de una parte del cuerpo, particularmente de la cara
o de las manos, que emite un signo visual con el que se expresa
algo. Las obras que Cristina Mejías presenta, “Temps vecú”
(8´48´´) y “For what cannot be recovered can at least be
reenacted” (9´35´´), se vertebran y sustentan en esta
concepción del gesto: manos como protagonistas que aparecen tocando,
guiando, gesticulando y señalando. Manos que a modo de vehículo de
transmisión funcionan para generar una historia, una narración que
va más allá del lenguaje verbal, como es el caso de “Temps vecú”.
Esta pieza se trata de una proyección en la que la mano de la
artista, junto a la de su abuela, enlazadas, sostienen un lápiz que
mueven al unísono sobre una superficie blanca y vacía, generando
signos sin aparente sentido, indescifrables. Signos que sin embargo
aluden a unos puntos de costura a los que la abuela de Mejías está
más que acostumbrada y que, poco a poco, le va mostrando a la
artista a través del movimiento de sus manos.
En “For
what cannot be recovered can at least be reenacted”, la otra
pieza de Cristina Mejías, se cambia de perspectiva y se apunta hacia
un proyecto expandido. La artista ahora elige adentrarse en el
terreno de la arqueología como disciplina híbrida que usa
procedimientos para tratar su objeto de estudio, que podríamos
denominar performativos, y en la performance, uniéndolas y
cruzándolas para trabajar conceptos en los que ambas disciplinas se
mueven: espacio, cuerpo, memoria y narración. A todo ello colabora
eficazmente el tratamiento de la obra, por un lado, la artista parte
de una grabación realizada en el Museo Arqueológico de Heraklion
(Grecia), en la que el performer y arqueólogo Efthimis Theous
gesticulando con las manos, muestra e interactúa con las piezas del
museo. A partir de esta grabación la bailarina Júlia Aragonès
realiza una performance en la que se mueve con la acción de Theous,
traduce los gestos de sus manos, como si estas dirigieran el
movimiento de su cuerpo. El resultado es una pieza de vídeo en la
que se superponen las grabaciones del museo y las de la bailarina. A
modo de instalación, piezas de diferentes formas y materiales
acompañan la proyección.
En ambos proyectos Mejías trata de
tocar, de rozar, la historia con la piel, de crear otras narraciones
alejadas de los saberes comúnmente utilizados para generar certezas,
apostando decididamente por el cuerpo, como aquella privilegiada
forma de encarnación del lenguaje.
El trabajo de Virginia Herrera parte del
interés en torno a grandes enigmas antropológicos como la
espiritualidad o la memoria. A través de procesos intuitivos muy
ligados al propio material de las piezas —la cerámica—, se pregunta
por la articulación del lenguaje simbólico, por el momento en el que
el pensamiento, aquello intangible e inasible, se torna imagen. Este
proceso tiene lugar siempre a través del cuerpo. “Nunca se comunican
pensamientos”, decía Nietzsche (2006), “se comunican movimientos,
señas mímicas que nosotros releemos como pensamientos” (p. 213).
Asimismo, la imagen nunca es sólo imagen, para comunicarse necesita
siempre de un soporte que tiene un peso, una textura, un olor o una
durabilidad específica. Nunca vemos exclusivamente las imágenes,
somos un cuerpo en presencia de ellas.
Esta
corporalidad toma especial importancia en el trabajo de la artista,
que en esta exposición presenta ‘Paraíso’, un conjunto compuesto por
piezas escultóricas de pequeño y mediano formato, y una serie de
relieves, todos ellos realizados en cerámica. Esta técnica —que
elige por su vinculación con la tierra y con el trabajo artesanal—
es un registro de su propio proceso: la acción de la mano que actúa
contra la resistencia del propio material, dándole forma y a su vez,
materializando el gesto. Encontramos formas y símbolos que nos
remiten a un mundo arcaico o un lugar desconocido y misterioso, del
cual solo llegamos a ver pequeños fragmentos. El conjunto se dispone
en el espacio de la galería a modo de restos o pistas, que parecen
ser parte de un lenguaje impreciso, atemporal y enigmático.
Toda la obra de la artista se
encuentra marcada por una manera de asir un pasado sin historia, o
mejor, una manera de rememorar su poética, que se traduce en piezas
o artificios simbólicos de gran potencial alusivo, rastreadores de
un mundo inconsciente compartido, a la vez que pone de manifiesto la
fuerza de la imaginación como creadora de signos y mitos.
__________________________
Merleau-Ponty,
Maurice. Fenomenología de la percepción, Planeta de Agostini,
Barcelona, 1993
Nietzsche, Friedrich. Fragmentos
póstumos, vol. IV: 1885-1889, Tecnos, Madrid, 2006
Olveira, Manuel; Rodríguez Garzo,
Montserrat. Ponte el cuerpo. Acuerpamientos en la obra de Javier
Codesal, Brumaria, Madrid, 2016
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Catálogo de la exposición
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